El choco —también conocido como sepia en otras zonas de España— es un molusco cefalópodo de cuerpo ovalado y aplanado, muy apreciado en la cocina andaluza, especialmente en la costa de Huelva.
El choco pertenece a la misma familia que los calamares y pulpos, pero se diferencia por su forma más ancha y compacta, y por tener una “pluma” interna (una concha calcárea blanca y rígida) que le da estructura.
Su cuerpo está recubierto por una piel manchada y jaspeada, capaz de cambiar de color gracias a los pigmentos que posee, lo que le permite camuflarse en el fondo marino.
Tiene diez tentáculos, dos de ellos más largos y retráctiles, que usa para atrapar sus presas (crustáceos, peces pequeños y otros moluscos). Vive en fondos arenosos y fangosos del Atlántico y el Mediterráneo, donde se entierra parcialmente para pasar desapercibido.
🍽️ Uso culinario
En gastronomía, el choco destaca por su carne blanca, firme y sabrosa, ideal para freír, guisar o hacer a la plancha. Es protagonista de platos emblemáticos como:
• Choco frito (muy típico de Huelva).
• Guiso de choco con papas (un clásico de la cocina casera gaditana).
• Arroz con choco o fideos con choco, que aprovechan su sabor intenso a mar.
💡 Curiosidad
En Huelva, cuando alguien dice “vamos a tomar unos choquitos”, se refiere a ir de tapas a disfrutar de este manjar, normalmente servido frito con limón y una cerveza bien fría 🍺.









