¿Cómo elegir bogavantes y langostas?
Cuando vayamos a comprar langostas y bogavantes, lo ideal es hacerlos vivos (a no ser que estemos comprando ejemplares cocidos). El caparazón debe ser grueso y duro, es signo de abundante carne, y la cola debe doblarse naturalmente cuando se endereza.
Si los compramos cocidos, deben tener un color rojo anaranjado brillante, carne blanca, elástica y opaca. Si alguna de estas no se cumplen, ¡cuidado! Ya que pueden contener bacterias.
Beneficios del bogavante y la langosta
Ambos crustáceos son ricos en minerales como el fósforo, que juega un papel determinante en la salud ósea; zinc, cobre, selenio y potasio, convirtiéndose en una defensa contra los radicales libres en el organismo. Además, tienen un alto contenido en vitaminas del grupo B y en yodo.
Por el contrario, debemos ser moderados en su consumo, ya que, son ricos en purinas, substancias precursoras del ácido úrico, por lo que una ingesta elevada podría acarrear ataques de gota en aquellas personas propensas a padecerlos.
Bogavante y langosta en la cocina
La manera más sencilla de comer estos crustáceos suele ser cocidos. Si los compramos crudos y los vamos a cocer nosotros en casa, tendremos que tener en cuenta un par de trucos. El primero es añadir abundante sal al agua de la cocción (unos 70 g por cada litro) y esperar a que hierva para introducir el bogavante o la langosta vivos. Dependiendo de su tamaño, los tiempos de cocción serán más o menos largos, en torno a los 13 o 14 minutos para los ejemplares más pequeños (hasta 600 g), que irán aumentando unos 3-4 minutos por cada medio kilo superior a esa cantidad.