El jamón de Huelva, procedente de cerdos de raza ibérica, es criado libremente en la dehesa de Huelva, alimentándose de las bellotas de sus encinas (según los tipos en mayor o menor medida con otros complementos alimenticios a base de cereales).
El posterior proceso de curación y secado, siguiendo el estilo tradicional centenario de la Sierra de Huelva, concede a nuestros jamones una textura, olor y sabores particulares.
Son piezas exquisitas que, una vez probadas, dejan huella en el paladar y en la memoria. Nunca otro jamón le volverá a saber igual de bien si probó uno de Huelva.
Sus vetas de tocino son suaves y sabrosas. Dejan poso en la garganta: parece como si picara, pero en realidad rasca. Es la intensidad de su sabor la que rasga en la garganta dejando un mundo de matices que nunca más se olvidan. Pide probar de nuevo esa explosión de sabor. Y, al poco, pide ser suavizada con un buen vino.
Y entonces, habrás llegado al estado máximo de la degustación del Jamón de Huelva. Te aseguro que no lo olvidarás jamás. Y además, muy pronto querrás repetir.